Creo que en algún momento aquellos que somos parte de la iglesia perdimos el rumbo. No de una manera exagerada y muy obvia, sino de una forma muy sutil. Creo que nos olvidamos a Jesús en alguna parte del camino. 1
¿Por qué lo digo? Escuchá atentamente nuestras conversaciones, nuestras predicaciones, nuestras canciones, los libros que escribimos y los libros que compramos. ¿Qué porcentaje de todo eso se trata de Jesús? ¿Cuánto de lo que hacemos y decimos nos acerca más, nos expone más, nos hace experimentar y descubrir más a la persona más importante de todo el universo?